Las gentes de la escena evitan decir la palabra «Macbeth» en el teatro, y se refieren a ella como «la obra escocesa». De hecho, existe incluso un ritual en el caso de que alguien la pronuncie para limpiar la maldición: salir del teatro, escupir en el suelo, girar sobre sí mismo tres veces y pedir a gritos poder volver a entrar en la sala. Acerca del origen, tampoco está claro. Hay quien culpa a Shakespeare, por incluir conjuros y maldiciones auténticos en el texto.
Otros dicen que a las brujas reales no le gustó el trato recibido en la obra y la maldijeron. Y los más prácticos esgrimen otro argumento: hay tanta violencia y armas en ella que no es difícil que surjan accidentes. El mal fario empezó en el mismo estreno de la obra, en 1606, cuando el actor que interpretaba a Lady Macbeth (en el teatro isabelino no se permitía actuar a las mujeres) enfermó repentinamente y murió entre cajas. Los percances a lo largo de la historia han implicado a actores como Laurence Olivier o Charlton Heston.
No hay comentarios:
Publicar un comentario